La noche que lo cambió todo es un grito que nace del miedo, la preocupación y la rabia. El miedo de muchas personas que sienten que les persiguen, les acosan y les agreden por ser como son. La preocupación de no ver un final a este tipo de agresiones y conductas que se perpetúan en el tiempo gracias a ciertas ideologías y a la educación, tanto familiar como social, mal entendida. La rabia generada por la impotencia de sentir que nos están acosando, agrediendo y matando, mientras la sociedad, aún hoy, permanece demasiado impasible, una actitud provocada por ciertos medios de comunicación, partidos políticos y figuras públicas, que no es que apoyen de manera obvia estas actitudes, pero sí se dedican sistemáticamente a restarles importancia y blanquearlas.

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El 3 de julio de 2021 vivimos el horror que pueden provocar estas actitudes con el asesinato de Samuel Luiz. A Samuel no sólo lo mataron de la manera más violenta de la que el ser humano es capaz, a golpes, sino que lo mataron al grito de “maricón de mierda”. Ese odio sin sentido provocado porque alguien no es como otro cree que tiene que ser es la bilis que recubre este asesinato. “En su modelo de sociedad no quepo yo, en el mío, sí cabe usted” dijo Pedro Zerolo, refiriéndose a este tipo de mentalidades que carecen de respeto, empatía y, en resumen, de humanidad.

 

Siempre he sido de la opinión de que el teatro, además de arte, es una herramienta social muy potente porque no existe la distancia de una pantalla de cine o televisión. El mensaje está desnudo, es directo y descarnado. Por eso, cuando sucedió el asesinato de Samuel, algo se empezó a movilizar en mi interior. Recuerdo pensar que tenía que hacer algo con ello, que España es un país de memoria muy corta y lo hemos podido comprobar cuando, desgraciadamente, pocos años después, muchos y muchas se habían olvidado de Samuel. Nunca me planteé contar la historia de Samuel, sino poder usar la ficción, que no tiene límites, para crear una historia que se haga real para el público que la vea. Y, aunque no sea su historia, sí es un homenaje a un hombre joven pero lo suficientemente valiente para no avergonzarse de quién era ni permitir que otros le avergonzaran, por eso el protagonista de esta historia lleva su nombre.

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La noche que lo cambió todo es la historia de una agresión y sus consecuencias, es la odisea de un hombre que intenta volver a encontrar el sentido a su vida, destrozada una noche por la intolerancia y el odio, y es también el escaparate de una sociedad, la nuestra, que debe dejar de ser testigo impasible ante estas salvajadas y empezar a asumir responsabilidad, no sólo de palabra, para que nadie tenga, ni por un momento, la sensación de que tiene la potestad para decidir sobre la vida (o la muerte) de otro ser humano.

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Madrid, mayo de 2025

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